11/11/07

Venecia


Venecia, por ejemplo. La noche artificial de Venecia que se presentaba más orcura que nunca aunque el reloj señalase exactamente, las doce del mediodía. Y la estupidez tudesca de Igneborg (un sexo encendido a ritmo de vals fané) se asustó ante aquella oscuridad inusitada.

Razono, mesuro, hurgo en busca de las raíces clásicas y entiendo, desde siempre, que Venecia no puede ser hermosa porque encarna la negación del Ideal. Una ciudad donde el día es noche, donde los cascajos antaño gloriosos sucumben bajo el peso de la muerte, una ciudad así ya no es belleza, sino desastre.

Terenci Moix