26/5/08

Un pecado original

Si fuera a Religión, tendría que confesar al cura un pecado original que cometí el otro día. Pero como voy a Ética, sólo te lo voy a contar a ti, que me has caído bien, y a media España, que también me ha caído bien, porque yo no soy de los que van por la calle preguntando: "Oiga, perdone, ¿es usted cura? ¿Me quiere confesar un pecado bastante original?"

La gente me tomaría por loco: unos dirían: "Anda, vete, salmonete", y otros saldrían corriendo despavoridos. Mi madre me apuntó a Ética para ver si aprendía un poco de educación, que falta me hace: "Por lo menos que hagas menos ruido mientras comes, hijo mío."

Mi abuelo sí que hace ruido, pero como los dientes que lleva no son suyos sino que son del Alcampo, pues todo el mundo le disculpa. De todas maneras, lo único que nos enseña la sita Asunción en Ética es repetirnos mil veces que, como sigamos siendo ese pedazo de bestias que somos, al bajar al patio acabaremos siendo unos delincuentes. Pero eso no es nada nuevo, eso nos lo dice a todas horas, hasta en Matemáticas, hasta en sueños me lo dice esa mujer despiadada.

Elvira Lindo

19/5/08

Dobles


Hace algunos años conocí a mi doble. Lo cierto es que no recuerdo su nombre, pero éramos igualitas. Incluso el que por entonces decía ser mi novio pasaba más tiempo con ella que conmigo. Tanto, tanto, tanto nos parecíamos, que un buen día nos dejó a las dos y se marchó con otra.

8/5/08

La melancolía

Blanca creyó que había pasado el verano sin quemarse; pero al poco tiempo de regresar a Desrein la atrapó la melancolía. Recordaba a John cada vez que veía fumar a un hombre, a cada paso que daba. Reconstruyó con primor los primeros encuentros, las primeras frases que habían cruzado en clase, cuando ella se aburría y se dedicaba a perseguir musarañas.

Con Elsa no sabía hablar de otra cosa, y analizaba hasta el hastío su comportamiento. ¿Se había dejado llevar por la pasión, o había podido el afán de derrotarle en el campo que Blanca mejor conocía? ¿Sería él sincero en sus últimas palabras de amor? ¿Perdería el interés si Blanca hacía lo imposible por continuar la relación?

-Fui una estúpida -se lamentaba-. ¿Quién me mandaría mostrarme tan engreída? ¿Sabes que le dejé plantado más de una vez? -Se reía-. ¡Qué boba soy! Debería haber aprovechado todos los momentos en los que podíamos estar juntos.

Cuando no pudo más, fue a comprobar si le habían llegado cartas al piso de estudiantes. Habían llegado.

Espido Freire