7/6/08

Después de aquel beso

Pero luego, después de aquel beso larguísimo frente al escaparate, pensó que incluso si no volvía a ver a Juan, incluso si había echado por tierra la posibilidad de una amistad, incluso si se estaba comportado como una niña, siempre le quedaría el recuerdo de aquellos minutos (la luz, el sonido amplificado de dos respiraciones sincronizadas, la lengua que exploraba en su boca, las manos que le acariciaban la nuca, todo tan concentrado como para que no existiera nada más que ese beso en el mundo) y que eso no se lo iba a quitar nadie, nunca. Y con eso le bastaba.

Lucía Etxebarria