15/9/07

Recuerdo

No llamé, como supe en el mismo momento en que me separé de él, a Mario el día siguiente de nuestro regreso. Ni él me llamó a mí. Todo lo que nos unía no era, en ese momento, suficiente. Se había producido algún tipo, impreciso, de deterioro y, a veces, la única solución es dejar pasar el tiempo. Que él se encargue de hacer lo que los hombres por sí solos no pueden. Borra el recuerdo, produce nuevas necesidades; transforma el recuerdo.

Soledad Puértolas