22/11/07

El Parque

-Al parque, ¿le parece bien?

Lía asintió mordiéndose el labio inferior para aguantar la risa. En Ribanova, desde tiempo inmemorial, el Parque era refugio de novios furtivos, de amantes que se perdían por los rincones para besarse sin ser vistos, que aprovechaban las plazoletas solitarias para intercambiarse caricias, inquietos casi siempre ante la posibilidad de ser descubiertos por los niños que jugaban al balón o, peor aún, por el guardia de la porra tan dado a sancionar las manifestaciones de afecto. Pero Javier Aldao no recordaba ya que el Parque era una especie de paraíso sentimental para los enamorados ribanovenses.

Marta Rivera de la Cruz