17/2/08

Salir a flote


Pero la vida es dura, ya lo sé. Ya sé que no sirve de nada aguantar hasta quince bajo el agua, quedarse hasta veinte con los peces de colores. El mundo ahí arriba sigue respirando y las tablas de surf surcan la superficie con la más absoluta indiferencia, y los niños gritan y los veraneantes de todo el mundo continúan su marcha, de local en local, sin detenerse a considerar la capacidad de mis pulmones, y al final da mucha pena perder un minuto más allí abajo, y la cabeza estalla por salir a flote y ver lo que pasa.

Luisa Castro