7/9/07

Cartas

Comencé a escribir cartas cuyo destinatario era aquel apetitoso desconocido. Hubiera podido averiguar datos suficientes sobre su persona, lo cual no constituía ninguna dificultad pues con cualquier excusa inventada podría robar información a la muchacha que estudiaba conmigo, pero quise mantener la discreción hasta el final, hasta que no quedara más remedio y tuviera que agenciarme una celestina. Supe que se llamaba Jorge y encabezaba las cartas con un Substancioso o Jugoso Jorge. Es la razón por la cual detesto despachar la correspondencia, el trauma provocado por lo que ocurriría más tarde debió sobrevivir en mí. Y claro, las cartas una empieza escribiéndolas sin ambición ni premura por enviarlas, más bien son el mejor método para hacer catarsis en soledad, pero luego caes en un sopor, en una amargura mezclada con frustración. Además el tipo no avanzaba, de las miradas de cordero degollado no pasaba, en alguna que otra ocasión esbozó una media sonrisa que me costó trabajo percibir por culpa del tupido mostacho. A una le invade el culillo porque el destinatario se entere, de inmediato, de nuestros sentimientos; buscamos una confidente con la ilusión de que ella será quien entregue los pliegos reescritos decenas de veces con letra apretada y trepidante.


Zoé Valdés

2 comentarios:

mismilcosas dijo...

Me gusta el nuevo look de tu blog nena... renovarse o morir no? Yo le dedicaré tiempo de aquí a unos meses que ahora no puedo.. pero lo customizaré tb.. Por cierto, pon los autores de las fotos, que me molan mucho!!

Muas

Anónimo dijo...

COn lo bonito que es abrir el buzón y ver una carta con su matasellos y su sello bien puesto, deseando leer el remite para ver quien se acuerda de uno.

Besos besos besos beso


pd: Me gusta la nueva imágen