Cuando era más joven y más vulnerable, mi padre me dio un consejo en el que no he dejado de pensar desde entonces.
«Siempre que sientas deseos de criticar a alguien», me dijo, «recuerda que no a todo el mundo se le han dado tantas facilidades como a ti».
Eso fue lo único que dijo, pero como siempre nos lo hemos contado todo sin renunciar por ello a la discreción, comprendí que su frase encerraba un significado más amplio. El resultado es que tiendo a no juzgar a nadie, costumbre que ha hecho que me relacione con muchas personas interesantes y me ha convertido también en víctima de bastantes pelmazos inveterados. Las personalidades peculiares descubren en seguida esa cualidad y se aferran a ella cuando la encuentran en un ser humano normal.
3/1/08
Personalidades peculiares
Franzis Scott Fitzgerald
Publicado por
Tere Vilas
en
23:32
Etiquetas: hablan por mí
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Una gran frase.
Creo que no todo el mundo a la hora de criticar está en la misma disposición, ya unos lo han tenido mejor y otros peor.
Besos
Hola Tere,
Yo creo que no aprendemos a dejar de juzgar a los demás hasta que nos vemos haciendo cosas que jamás hubiéramos imaginado que podían salir de nosotros.
Es entonces cuando, ante el miedo a que nos juzguen, dejamos de juzgar.
Un besazo y feliz año! (a ver si es de los buenos, buenos!)
Publicar un comentario