7/6/08

Después de aquel beso

Pero luego, después de aquel beso larguísimo frente al escaparate, pensó que incluso si no volvía a ver a Juan, incluso si había echado por tierra la posibilidad de una amistad, incluso si se estaba comportado como una niña, siempre le quedaría el recuerdo de aquellos minutos (la luz, el sonido amplificado de dos respiraciones sincronizadas, la lengua que exploraba en su boca, las manos que le acariciaban la nuca, todo tan concentrado como para que no existiera nada más que ese beso en el mundo) y que eso no se lo iba a quitar nadie, nunca. Y con eso le bastaba.

Lucía Etxebarria

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese instante es indestructible. Menos mal.
Pasaba por aqui :D

Blackrose dijo...

Me alegro de que te guste. :) Creo que era el momento de cambiar, así que voy a cerrar, definitivamente, el otro.

Éso es lo que me queda a mí, lo que me tiene que quedar, y menos mal, porque sino creo que me volvería loca.

De momento todo marcha bien, anoche llamadita para contar que salía con sus amigos de fiesta. Sin novedades por el frente.

Estudia mucho y ¡¡¡suerte!!!


tQ*!

Besines :)