23/7/07

Música sin nombre


Yo no lo dudaba: me parecía ver en Román un fondo inagotable de posibilidades. En el momento en que, de pie junto a la chimenea, empezaba a pulsar el arco, yo cambiaba completamente. Desaparecían mis reservas, la ligera capa de hostilidad contra todos que se me había ido formando. Mi alma, extendida como mis propias manos juntas, recibía el sonido como una lluvia la tierra áspera. Román me parecía un artista maravilloso y único. Iba hilando en la música una alegría tan fina que traspasaba los límites de la tristeza. La música aquella sin nombre. La música de Román, que nunca más he vuelto a oír.

El ventanillo se abría al cielo oscuro de la noche. La lámpara encendida hacía más alto y más inmóvil a Román, sólo respirando en su música. Y a mí llegaban oleadas, primero, ingenuos recuerdos, sueños, luchas, mi propio presente vacilante, y luego, agudas alegrías, tristezas, desesperación, una crispación impotente de la vida y un anegarse en la nada. Mi propia muerte, el sentimiento de mi desesperación total hecha belleza, angustiosa armonía sin luz.


Carmen Laforet

3 comentarios:

Unknown dijo...

Respirar en la música de alguien... Maravilloso como siemepre Tere! es impresionante la de libros y escritoras que conoces. Es una mujer como la copa un pino! leñe! n-a-s-a

Blackrose dijo...

jajajaj xD Lo siento pero es que el comentario de N-A-S-A ya lo dice todo xD :P

Un besoteeeeeeeeeeeeeeeee

PD:Prometo tener el móvil cerca más veces! xD ;)


tQ*

Roberto Leal dijo...

el de la imagen parece antonio vegaXD